mércores, 4 de febreiro de 2015

Cuando aparece el Calostro

Hoy me apetece poner mi granito de arena y alabar las bondades de un milagro de la naturaleza, la primera vacuna, como algunos la llaman, EL CALOSTRO, oro líquido para los bebés.

Lo más frecuente es que se haga visible durante el parto, pero en algunos casos es mucho antes. Hay casos de lactancias en tándem en las que los hermanitos mayores comentaban a su mami que la leche ya no sabía como antes durante la segunda mitad del embarazo del segundo.
Ni que decir cabe que es una fortuna que dos hermanos puedan beneficiarse del Calostro aunque a algunos no les agrada el cambio de sabor. En mi caso fue a los cuatro meses del primer embarazo, al poco de dejar atrás las náuseas matutinas y demás guarradas del primer trimestre. Yo personalmente me sorprendí cuando vi manchas amarillas en mi sujetador pero es que al tocar la zona de la areola salian mini gotas, y ya me veis buscando como loca, qué significaba eso, si era bueno o malo o si era síntoma de algo más preocupante. Ese día descubrí la web del Comité de lactancia materna de la asociación española de pediatría, que encarecidamente recomiendo a todas las familias durante el embarazo y la lactancia. Allí pude aprender que el Calostro es el primer alimento del bebé, una especie de supervacuna con la que la naturaleza nos permite recibir a los recien nacidos y protegerlos. En el parto suele segregarse (yo recuerdo haberme tenido que cambiar de camisón por la mojadura) y cuando nace el bebé si se le pone sobre el abdomen de la mamá, inmediatamente, sigue el olor del Calostro y busca el pezón de su mamá, que se habrá vuelto más oscuro para que el pequeño lo encuentre con facilidad. A día de hoy hay múltiples vídeos de ese momento mágico. Es increible ver cómo repta solito hacia el pecho y se agarra perfectamente (si nadie se mete por medio) para volver a unirse a su madre como antes lo había estado a través del cordón. Ahí vuelven a formar un sólo SER.
Debería respetarse mucho más ese instante maravilloso e irrepetible, porque cualquier protocolo puede esperar un ratito y además son innumerables los beneficios que tiene para madre y bebé ese agarre temprano. A la mami para favorecer las contracciones, reducir las hemorragias posparto y facilitar una lactancia feliz lejos de grietas y retrasos en la produción, y para el bebé, que en la primera hora tras el parto está alerta, buscando el calor de su madre y la satisfacción de la succión para la que ha estado preparándose dentro del útero y beneficiarse de las virtudes del Calostro.

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